- No encender el televisor durante el almuerzo y la cena, de ésta forma vas a prevenir que se distraiga y prestará un poquito más de atención a la comida. Podrás ver algún programa entretenido junto a él una vez finalizada la comida, y así de a poco lograrás que vaya incorporando el hábito, si aún no lo tiene, de comer cuando mamá lo indica.
- No permitir que consuma alimentos fuera de los horarios de las comidas principales, es decir, preferentemente intentar que no ingiera algún alimento, a modo de “picoteo” media hora antes del almuerzo ó de la cena.
- No llevar la panera a la mesa, al menos hasta el momento en que los platos de toda la familia estén servidos.
- No darle bebidas gaseosas antes y durante las comidas, ya que disminuye el apetito, produciendo sensación de saciedad.
- Si tu hijo no quiso almorzar, y a la media hora te pide un yogurt ó un postrecito, intenta jugar con él para pasar el rato, y explicarle que esperarán hasta la hora de la merienda, para tomar la leche. Así llegará a la noche con más apetito, y al día siguiente seguramente no dejará pasar la hora del almuerzo.
Si tu hijo tiene 6 meses ó más, y ya ha comenzado con su ablactación ó incorporación de alimentos que difieren de la leche, es muy importante que recuerdes que hasta los 2 años es un lactante, y su alimentación de base será la leche - materna ó leche de vaca modificada adaptada a cada edad -. Por lo tanto, desde los 6 meses hasta los 2 años, la alimentación formará parte de uno de los procesos más importantes de aprendizaje y juego a la vez.
Comenzará a conocer texturas y sabores. Y es fundamental que éste proceso se viva con afecto, en familia, y con mucha paciencia.
A partir de
los 2 años, en cambio, el niño ya debe haber adquirido el hábito de comer en
familia, su porción servida por sus papás, y aquí es donde podrás implementar
distintas estrategias en caso de observar falta de apetito ó delgadez.
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